Manifiesto Pacheco
Consideraciones sobre la mariguana y la cuestión de la droga
Para los que son, para los que no son
Y para los que quieren darse un son
Juan Pablo García
1. Para el tizo, grifo o pacheco no hay peor marihuana que la que no se fuma. Aunque la utopía pacheca sea siempre desear viajar con la marihuana pelirroja, su mensaje es: mírame, fúmame y rólame.
2. El uso y consumo de la marihuana en la vida cotidiana de nuestra sociedad capitalista es un secreto a voces. Su mensaje está en todas partes:
· en los camiones guajoloteros: “Para crecer fuerte y sano, fúmate un porro temprano”;
· en las paredes de la ciudad: “Nosotros los marihuanos somos guadalupanos, no pinches comunistas putos”;
· en los conciertos de rock, cuando Alex Lora dice a la banda: “No se olviden de aquel viejo refrán que encierra gran sabiduría: ¡Ojo rojo, corazón contento!”;
· en los mítines frente a
3. La sociedad capitalista, incluyendo México, siempre se ha horrorizado por la contaminación de la “plaga de la droga” en las masas urbanas, olvidándose por completo que si nació y se propagó fue gracias a ella. El consumo en masa de la droga es la expresión de la miseria real y la protesta contra esa miseria real. La farmacodependencia y el narcotráfico son dos invenciones hiper-rentables para el capitalismo utilizadas para garantizar su perennidad. La definición de la droga en la sociedad contemporánea es la represión. Walter Leamy de
4. La represión hacia la droga se manifiesta de la siguiente manera: “Los judiciales buscan la hierba por todos lados buscan el cemento sueñan con cemento ven tiner por todos lados en todos lados encuentran el cemento cada uno de los habitantes de Neza y Anexas (=México) trae hierba y similares los judiciales buscan la hierba los judiciales traen pistola los judiciales pegan con la cacha para los judiciales todo el mundo trae drogas para los judiciales en Neza y Anexas todo el mundo trae drogas…” José Cueli, Neza y Anexas, Diógenes, 1985.
5. Para el estado capitalista el abuso en el consumo de drogas es uno de los problemas de salud más graves hoy en día, pues, en su opinión, el uso propio o impropio de las drogas representa un daño que se hace el hombre a sí mismo y por ende a la sociedad, sin embargo no explican por qué es perjudicial ni tampoco quién determina esto ni sobre qué bases se fundamenta. A
6. La marihuana, la hierba, no es una droga. Esto ya se ha demostrado hasta el cansancio en diferentes países y en múltiples ocasiones por gentes que el Estado capitalista sabe que no son nada tontas, como W.S.Burroughs. La clasificación científica más aceptable de la droga se establece a partir de la diferenciación y las consecuencias del uso y consumo de las distintas clases de drogas:
· Las drogas duras como los estimulantes (anfetaminas y cocaína), los depresivos (narcóticos y barbitúricos) que junto con el alcohol y los solventes (tiner, cemento) son substancias que ocasionan hábito, dependencia física y en consecuencia una vida cotidiana toxicómana completamente regulada por el reloj de la droga.
· Las drogas blandas como los productos y derivados psicotrópicos de la marihuana, el peyote, los hongos alucinógenos que por sus efectos hipersensibles-alucinógenos no producen hábito, ni dependencia física alguna, sino exclusivamente un ligero extrañamiento psicológico.
Pero para la sociedad capitalista todo es droga es droga es droga.
7. La marihuana, el peyote, los hongos y cientos de substancias más han sido utilizadas desde hace muchísimo tiempo por casi todas las culturas como un alimento cosmogónico, de ahí su nombre genérico “las plantas de los dioses”. Su consumo en dichas sociedades tradicionales tiene una representación simbólica, socio-religiosa, es decir, trascendental e iniciática, de identificación colectiva. En la actualidad las sociedades modernas, capitalistas, las ha mitificado al convertirlas en mercancías exóticas, en vulgares mercancías sin esencia ni tradición alguna. Sin embargo su consumo en la actualidad representa un universo de experiencias para millones de individuos, es decir, un horizonte social de identificación psíquica y existencial que los cohesiona. Particularmente el uso y consumo de la hierba posibilita un espacio-tiempo alternativo frente a la alienación generalizada, su terror y tiranía en la vida cotidiana en condiciones capitalistas, pero sobre todo es la expresión de los conflictos individuales ocasionados principalmente por las actuales condiciones de producción capitalista y por la realidad obscena, vacía y fría que origina el consumo alienante.
8. Fuera de la banda pacheca nadie se quiere balconear con la discusión de la cuestión de la droga en la sociedad capitalista actual, a excepción de dos entidades de la sociedad gandalla que son completamente anti-droga y principalmente antipachecos: en primer lugar se encuentran las instituciones duras encargadas de la salud y seguridad pública: Procuraduría General de Justicia,
9. No hay revolución sin marihuana, esta tesis es intrínseca a la historia de México y su futuro próximo, recuérdese el popular y alegre corrido de
10. Si hay marihuana sin Caro Quintero, muy bien puede haber marihuana sin capitalismo, sin sus drogas blancas duras y frías; sus burocracias narco-terroristas enloquecidas por reafirmar sus imágenes de poder para controlar a la población entera y particularmente la que usa y consume drogas. El Estado utiliza la droga para fortalecerse. El narcotráfico es sólo una cara de la moneda, pues, como escribió Monsiváis: “Hacemos todo el dinero del mundo, y además, no somos transitorios, lo nuestro dejó de ser ilegal al aliarse con nosotros los encargados de la legalidad” (El Narco del Triunfo).
11. Los pachecos nos amamos tanto que ya nos cansamos de que el Estado, los mass media y las instituciones reaccionarias, sigan utilizando a la hierba como un símbolo de opresión, basados en falsas concepciones sobre ella. Rechazamos su ignorancia, sus tácticas anti-colectivas, la tiranía médica-jurídica-carcelaria, mecanismos sostenidos para mantener en el anonimato y la pasividad a la población toxicómana.
12. Los pachecos consideramos que el uso y consumo de marihuana es un hecho que no se debe sancionar socialmente. Clamamos cotidianamente por la desaparición de
13. La población toxicómana odia el mercado que se hace con la hierba y también las variantes de ese mercado: el mercado negro capitalista, ilegal, y el mercado blanco estatal legal. Pugnamos por la abolición de todos los mercados. ¿Quién va a comprar algo que puede ser gratis?
14. Los pachecos somos los primeros interesados de luchar porque la población se descuelgue de las drogas duras como el cemento, el alcohol. Nos oponemos a que se siga manipulando a la población con el moderno opio del pueblo: las loterías nacionales, deportivas o astrológicas, instrumentos narcotizantes para soportar la explotación redoblada en la sociedad capitalista en crisis.
15. Los pachecos nos oponemos a los cínicos, espectaculares y gandallas intentos del Estado capitalista en su combate estéril para solucionar el problema de la toxicomanía social y evadir olímpicamente la discusión de la cuestión de la droga en general. Problema y cuestión que no es que no quieran sino que no pueden. ¿Luego qué van a hacer? No más delincuentes, ni mucho menos enfermos. Perderán el control de las conciencias de las masas urbanas.
16. El uso y consumo de hierba debe ser un acto de libre conciencia ante el control lobotomizador utilizado por las instituciones y los mass media. Rechazamos las imágenes de poder que le han sido impuestas, e igualmente rechazamos la libertad psicológica del viaje, deseamos la auténtica emancipación generalizada.
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